1- Se han vivido unos años de superabundancia de plazas. Esto no es lo normal en las oposiciones. Algunos las han sacado en poco tiempo y ha dado la falsa impresión de que la empresa era sencilla. No lo es. Es realmente difícil.
2- Estamos volviendo a la situación en la que la mayor parte de las plazas son para quienes dominan la materia cuando sale la convocatoria y podrían ponerla “de revista” en un par de meses. Empezar a estudiar cuando sale la convocatoria ya no será suficiente.
3- Por duro que pueda parecer el momento presente, sigue habiendo más oportunidades, (tanto en las oposiciones, como en la empresa privada), de las que tuvieron los padres de los que ahora empiezan y muchísimas más que las que tuvieron los abuelos de estos, cuando el país estaba detenido en el tiempo y apenas había opciones.
4- Siempre ha sido clave concentrar el máximo esfuerzo en el menor tiempo posible, pero esto, que venía siendo una importante recomendación, es ahora una exigencia ineludible.
5- De igual modo, al ponerse todo mucho más difícil, si ya era fundamental conseguir el máximo rendimiento a través de la máxima concentración, la adecuada estabilidad emocional, y la mejor técnica de estudio posible, ahora es imprescindible. (Reflexiona bien sobre ello cuando vayas leyendo mi página).
6- No todo son inconvenientes. Muchos opositores van a bajar los brazos al ver como la cuesta es cada vez mas pronunciada porque hay menos plazas y esto representa una oportunidad extra para los que trabajan y estudian, en cuanto que necesitan mas tiempo para dominar un programa y también para los que sólo estudian, porque pueden ampliar mucho su temario en el test, o dominarlo con total precisión en el oral y en el escrito.
7- Muchos opositores no van a saber escoger bien su oposición, (en general es mejor estudiar materias que abran muchas puertas), no van a comprender que con una adecuada técnica pueden invertirse muchos años en el estudio intenso sin que esto suponga mayor desgaste que el estar en algún infraempleo de los que ahora se ofrecen y no van a saber gestionar la presión de su entorno para que dejen las oposiciones, y estos extremos, entre otros muchos que podrían citarse, van a contribuir a aclarar el panorama para aquellos que sepan perseverar y hacer bien las cosas.
8- La crisis se presume larga, y muy probablemente irá a peor. Quien tenga un trabajo debe conservarlo y ahorrar. Quien no lo tiene y lo necesita, debe emplear unas horas al día en buscarlo y otras en estudiar porque así nunca perderá la fe en sí mismo. Quien no lo tiene y no lo necesita, debe concentrar su esfuerzo en machacar el temario, (incluso intentando subirse a alguno de los últimos trenes, y luego), con todo archidominado, bien puede seguir ampliando materia, o buscar algún trabajo para seguir compaginando ambas cosas.
9- Una oposición, en tanto no cambien mucho las cosas, te otorga un puesto de trabajo vitalicio. Es un premio importante y más en la convulsa situación del mercado laboral español. Del mismo modo que una carrera bien puede irse a 5-6-8 años y no garantiza un empleo, hay que comprender que son muchos los que desean lograr una plaza vitalicia, y van a luchar muy duro por ello, aunque tengan que invertir ese mismo numero de años. En consecuencia, hay que olvidarse del tiempo y concentrarse en la productividad. El objetivo no es temporal, es de resultado, es dominar el programa como los mejores.
10- Podemos sacar el máximo partido a tu motor, pero esto no servirá si, además, no hay detrás muchas horas de entrenamiento y esfuerzo. Para ser opositor se necesita una vocación de servicio público importante, y un compromiso de trabajo no menos importante, es decir, estar dispuesto a poner un enorme esfuerzo sobre la mesa. Con ambas cosas y una buena orientación, debe ser suficiente.
Un último apunte:
Opositar es, rasgo de valor, motivo de orgullo y forja de voluntades, pero también es estrategia, planificación, observación, método, habilidad, humildad ante el reto, técnica...., en definitiva, es una verdadera profesión. Pero es una profesión que no se enseña, que no se aprende en ninguna escuela, o en ninguna facultad y que, sin embargo, tiene sus leyes, sus principios, sus secretos y sus técnicas.
Aquí se enseña a ser opositor y a ser un auténtico profesional de esto, es decir, a dominar todas las facetas de esta profesión, cual sucedería con alguien que cobrara un sueldo todos los meses por ir aprobando oposiciones para terceros y al que sin duda llamaríamos en cuanto las cosas se pusieran difíciles.
Tienes mucho por descubrir.
¡Adelante!
Carlos.
oposiciones y crisis
sábado, 29 de mayo de 2010
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